No olvidar sus voces.
Esto decía con ternura Dedé Mirabal, contra cualquier argumento científico: que no se le olvidaban las voces de sus hermanas Minerva, Patria y María Teresa conocidas como las Mariposas, las hermanas Mirabal.
Las Mariposas fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por el dictador Trujillo en República Dominicana. El Chivo, le llamaban. En este día se conmemora cada año, el Día internacional contra la violencia de género.
“Doña Dedé… ¿y por qué fue que usted no la mataron? “preguntaban niños y niñas al visitar la Casa-Museo de las hermanas Mirabal
“Ah pues- decía ella- porque alguien tenía que quedarse para contar lo que pasó, para que todo el mundo lo sepa y no vuelva a ocurrir”
Dedé fue la hermana que quedó viva para contar la historia. La cuarta mariposa, que pasó desapercibida durante mucho tiempo. Y que hizo de esto, de contar la historia, la tarea de su vida.
Y por supuesto Dedé asumió la tarea de ocuparse de todo: todo. Las cosas prácticas en medio del dolor “que alguien tiene que hacer” comiéndose las lágrimas y “tirando” para adelante…como tantas otras mujeres en la historia, esa que incluye a nuestras abuelas, madres, hermanas, vecinas… De esto y de cuidar y criar a todos los hijos de sus hermanas, a los suyos y a su madre doña Chea.
El heroísmo de la cuarta Mariposa Mirabal consistió en eso. En sostener su dolor y el de su familia, en no permitir que jamás se olvide el crimen, pero sobre todo que jamás se olvide quiénes eran, la vida de aquellas muchachas; en transformar lo amargo en amor y alegría cotidianos sin dejar de decir las cosas bien alto.
En este espectáculo es ella quien nos cuenta la historia. Y nosotras la contamos a ella: no olvidamos su voz, y decimos su nombre. Un espectáculo que reivindica el valor de la memoria y los cuidados, en la vida de una mujer, en la vida de las mujeres.
Dramaturgia e interpretación: Mar Amado.
Dirección: Elena Mohedano.
Duración: 60 minutos.
Dirigido a: público joven y adulto.