Abril, nos trae estas cosas bonitas.
Hoy es 2 de abril, el Día del libro infantil y juvenil. Y me acomodo en el Nautilus (Veinte mil leguas de viaje submarino) porque bajo el agua se está quietecita y con Nemo una no tiene miedo) (y porque siempre me ha gustado la idea de viajar por mar) para recordar a Jo March (Mujercitas) leyendo en la rama del árbol ,comiendo manzanas (cosa que imité a la perfección en mi casa allá en Talara con 11 años aunque el árbol era pequeño y me caía cada tres páginas),; veo a DÀrtagnan y su adorable jamelgo amarillo y el «tahalí» de oro de Aramís, (repetía en voz alta muchas veces la palabra «tahalí»;) Veo a Phileas Fogg y Pasepartout preparados para cruzar el Canal de Suez ; a Simbad comiéndose los siete mares si quería y a Aladino dentro de la cueva, rodeado de oro y perplejo mirando al genio. Pero también voy más atrás y me veo pequeña, sobrecogida «mirando» como Pinocho se va con esa gente mala, lejos de su papá, y me muero de ternura con el Patito Feo que se siente…aislado, rechazado, solo…y me veo angustiada: ¡Oshta regresa! No le hagas caso al duende que te está engañando…tu mamá te espera!.(esta era una de mis pesadillas, esos cuentos que una quiere y no quiere, pero sobre todo quiere, leer) Y otra vez hacia adelante:¡Alicia no! ¡No te comas el hongo! aléjate de la oruga!!!
En este viaje puedo ver a mi padrino el Flaco Fernando el mejor amigo de mi papá (y el mejor padrino del mundo), que me regaló una colección de ¡¡doce libros doce!!! en mi noveno cumpleaños, que devoré como antes devoraba tebeos… y a mi mamá, siempre mi mamá, contándonos cuentos , de pequeñitos, cuentos que iba inventando sobre la marcha… y buscando libros para darnos de leer.
Conmigo se pasó tres pueblos ¡y como se lo agradezco!
En este viaje puedo ver a mi padrino el Flaco Fernando el mejor amigo de mi papá (y el mejor padrino del mundo), que me regaló una colección de ¡¡doce libros doce!!! en mi noveno cumpleaños, que devoré como antes devoraba tebeos… y a mi mamá, siempre mi mamá, contándonos cuentos , de pequeñitos, cuentos que iba inventando sobre la marcha… y buscando libros para darnos de leer.
Conmigo se pasó tres pueblos ¡y como se lo agradezco!