Hace cuatro semanas se fue Gabo. Parece que se sigue yendo, con su liqui liqui y sus zapatos blancos de bailarín tropical. Lo veo.Lo vemos. Es asombroso de qué manera, una persona que no conoces físicamente se convierte en un compañero de camino, a veces por lo que lees, a veces por lo que escuchas y siempre por lo que sientes; se convierte en parte de ti. Y de repente un día te ves sacudida por el llanto y los sollozos frente a la pantalla del televisor que dice que ese ser tan maravillosamente carnal ya no está en este…
Mar Amado17 de mayo de 2014